El cerezo pertenece al
mismo género que el almendro y el ciruelo, siendo muy semejante la
estructura y forma de su flor.
La abeja desempeña una
parte primordial en la polinización del cerezo.
Las abejas obtienen de las flores polen y néctar en
abundancia, siempre que el tiempo les sea propicio.
En muchas partes los
cerezos abundan tan sólo en una cantidad que constituyen una útil
fuente secundaria de néctar, que resulta valiosa por cuanto ayuda y
fortalece a las colmenas en espera de la más importante floración
del año, que tiene lugar más tarde. No obstante, contribuye junto
con otros frutales al rendimiento de miel de árbol que se obtiene en
muchas partes y en temporadas favorables.
Los cerezos silvestres que en algunos lugares abundan bastante,
son de igual valor para la abeja.
El cerezo de flor o
japonés (de flor Sencilla), que ahora se cultiva extensamente como
planta de jardín y en arbolados de calles, es buena como planta
apícola, y en ella con gusto trabajan las abejas recogiendo polen y
néctar.
Los guindos, que se diferencia de los cerezos dulces en los caracteres de sus flores además de los frutos, son también buenos proveedores de polen y néctar.
Los guindos, que se diferencia de los cerezos dulces en los caracteres de sus flores además de los frutos, son también buenos proveedores de polen y néctar.
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