miércoles, 22 de marzo de 2017

Brezo común

Brezo común Calluna vulgaris

Aunque el brezo está en flor prácticamente casi todo el año, corresponde su máxima floración a los meses de verano, hasta septiembre y octubre. Las flores son muy pequeñas, alcanzando la corola solamente una longitud de dos a tres milímetros.
El néctar se halla oculto en la base de la flor y es segregado por ocho finos abultamientos o nectarios que están situados entre las bases de los estambres.
Normalmente la flor de brezo segrega néctar a temperaturas demasiado bajas, probablemente inferiores a las que las abejas necesitan para volar.
Se considera a la miel de brezo como un mal alimento para las abejas, y propensa a producir disenterías a causa de su elevado contenido en proteínas o gran cantidad de polen que tiene, el cual se acumula en el intestino del insecto, que no siempre puede evacuar durante los fríos meses de invierno.
La miel de brezo constituye por sí misma una clase, pues posee muchas características que la distinguen de otras mieles, tanto es así, que es muy solicitada y por muchos es considerada como la mejor de todas, alcanzando precios más elevados que otra miel, aunque, no obstante, algunos paladares no gustan de ella por su fuerte sabor.
Su color es obscuro o castaño rojizo de un matiz un tanto brillante, y una infinidad de burbujas de aire que se han introducido durante el prensado le confieren un aspecto peculiar.
La auténtica miel de brezo no granula, pero sí puede hacerlo si está mezclada con otra miel, incluso la del brezo gris (Erica cinerea), que usualmente se halla en los brezales. El sabor y aroma son muy especiales y si un recipiente con buena miel de brezo se destapa en una habitación caliente, pronto podrá notarse su olor.



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