Las abejas visitan las
flores de las verónicas silvestres y cultivadas; entre las últimas, la (Verónica longifolia), la más común de las clases de jardín,
es una planta apícola excelente.
Su gran aceptación la
debe a su crecimiento derecho y vigoroso y a sus grandes
espigas florales que tienen flor durante mucho tiempo, y
que nunca dejan de atraer a las abejas en gran
cantidad.
Esto puede aplicarse también a las otras variedades de flores azules, blancas, rosas o púrpuras.
La secreción nectárea que a veces puede ser muy copiosa, se efectúa por el anillo carnoso que tiene el ovario en su base y queda resguardada por los pelos que crecen en el cuello de !a flor.
Ninguna plantación apícola debe carecer de estas plantas, las cuales crecen en cualquier jardín y en lugares asoleados.
Esto puede aplicarse también a las otras variedades de flores azules, blancas, rosas o púrpuras.
La secreción nectárea que a veces puede ser muy copiosa, se efectúa por el anillo carnoso que tiene el ovario en su base y queda resguardada por los pelos que crecen en el cuello de !a flor.
Ninguna plantación apícola debe carecer de estas plantas, las cuales crecen en cualquier jardín y en lugares asoleados.
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