Laurel cerezo (Prunus laurocerasus)
Las abejas se dan cita a veces en grandes cantidades en el laurel cerezo, que para nosotros es una de las plantas de hoja perenne más útiles.
Aunque este árbol florece en abril, en él podemos ver abejas, más o menos. en cualquier tiempo, sobre todo si el néctar ordinario escasea; se debe esto al líquido dulzón que excretan los nectarios extraflorales situados en la parte inferior o envés de las hojas, particularmente en las de los brotes jóvenes.
No es raro ver estos arbustos llenos de abejas en épocas cuando escasea el pasto buscando ese líquido dulzón.
Con el laurel cerezo se pueden conseguir unos setos eficaces y permanentes, es de crecimiento muy rápido y medra bien en casi todos los terrenos. Resultan mejores estos setos si se cultivan con una base convenientemente ancha que disminuye gradualmente de espesor y va afinándose hacia arriba, lo cual previene que la parte inferior resulte desigual y desnuda de hojas.
Nunca deberá recortarse mutilando sus grandes hojas, sino que el excesivo crecimiento se suprimirá con la podadera cortando las ramas o ramitas. Como seto irregular y abandonado a sí mismo, probablemente resultará eficaz durante muchos años.
El laurel de Portugal (Prunus lusitaníca), que florece después, y el laurel común (Laurus nobilis), también reciben la visita de las abejas. Este último es una planta bien conocida por sus aromáticas hojas que tienen uso culinario; sus flores amarillas verdosas, pequeñas, que aparecen en mayo o junio son ricas en néctar y atraen a las abejas.
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