BALSAMINA (Impatiens glandulifera )
Las balsaminas de jardín cultivadas que vegetan como plantas anuales resistentes y semisilvestres, son, la mayoría, de flor doble y no sirven a las abejas.
La que nos interesa es la balsamina del Himalaya, que se cultiva bastante en muchos lugares donde se ha aclimatado, y es una buena planta apícola.
Las flores de balsamina salen en septiembre y octubre y proporcionan néctar en un momento muy difícil, con esta generosa y tardía fuente de alimentos, las colmenas siguen estando fuertes.
La plata alcanza una altura entre 1 o 2 metros y tiene grandes flores rosadas o blancas con una amplia boca.
Las abejas penetran en la flor, desapareciendo de la vista, y extraen el néctar del estrecho y curvado espolón de la flor; como este espolón sólo alcanza una longitud de unos 5 milímetros, todo el néctar es aprovechable por la abeja. Al entrar en la flor y al abandonarla, queda el dorso de la abeja espolvoreada de blanco con el polen contenido en las anteras abiertas de los estambres.
Las abejas aman las balsaminas y hacen una miel excelente a partir del copioso néctar que produce.
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