ALMENDRO Prunus amigdalus
Las masas de flores rosadas que aparecen muy a principios de temporada son siempre una grata visión para el apicultor, que conoce el valor que para las abejas significa el disponer de néctar y polen frescos después de los largos meses invernales de encierro, aunque, en esta parte del año, mucho depende el que las abejas puedan volar de las condiciones atmosféricas y de la temperatura que se registre durante el día.
Por fortuna hay una gran diferencia entre el tiempo en que empiezan a florecer los distintos árboles de una misma plantación y esto prolonga el período o época total de floración, con lo cual las flores pueden resultar aprovechables durante unas tres semanas o un mes y, generalmente, hay siempre durante este tiempo unos cuantos días buenos o templados que permiten a las abejas visitar las flores.
Algunos años la flor del almendro puede ser gravemente perjudicada por las heladas.
Los almendros empiezan a florecer generalmente de últimos de enero a mediados de febrero, dependiendo este momento de la variedad cultivada, aunque por las razones antes apuntadas en regiones frías, los de flor muy temprana resultan casi inútiles como melíferos. Los almendros del grupo de los amargos tienen en su mayor parte las flores más fuertemente coloradas que los almendros dulces, los cuales se cultivan por sus almendras; en éstos, por lo general, las flores son de un color rosado pálido o casi enteramente blancas.
Si el tiempo es convenientemente benigno y templado, la secreción nectárea de la flor del almendro es muy copiosa.
Esto se puede demostrar manteniendo toda la noche en una habitación templada un ramo florido con su extremo cortado dentro de agua y recubriendo el conjunto con una campana de vidrio o vaso, para conservar una atmósfera húmeda. Al día siguiente podrá verse la base o tálamo de la flor rezumando néctar, pues éste primero es segregado en pequeñas gotitas sobre la superficie interna, de color pardo, del receptáculo, gotas que van aumentando de tamaño y, si antes no las chupan las abejas u otros insectos, llegan a fundirse de tal forma que la base de la flor queda anegada en néctar.
Su polen es de color ocre oscuro
La miel es deliciosa y dulce, que recuerda por su sabor, a la almendra cruda, con un pequeño toque amargo. Su aroma es persistente y floral, y al igual que su sabor también recuerda al olor de la almendra cruda con una base de romero.
El color de la miel dependerá de la zona en la que se recolecta, pero su tonalidad suele ir desde el amarillo claro hasta el blanco, siendo muy parecida por su tonalidad a la miel de Romero. Además, es una miel de cristalización lenta y en cristales muy fina.
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