martes, 23 de enero de 2018

Lavanda

Lavanda o espliego (Lavandula angustifolia)

Es cosa sabida y vulgar que las olorosas flores azules del espliego son siempre motivo de gran regocijo para las abejas, lo mismo que la zumbadora alegría que acompaña a sus viajes. Los mejores meses para la flor de la lavanda son junio, julio y agosto, dependiendo del lugar, segregando entonces abundante néctar que se acumula en el fondo de la flor, protegido por un anillo de pelos. El tubo de la corola suele ser de unos seis milímetros de largo, es decir, una longitud muy adecuada para la abeja colmenera.

El espliego necesita para su desarrollo un terreno a pleno sol, y mejor si es ligero o calizo y seco, condiciones que se cumplen en muchos lugares del sur de Europa, donde la planta, en estado silvestre, cubre muchas hectáreas de terreno y proporciona miel de buena calidad.

En algunos lugares se cultiva a veces el espliego en gran escala con destino a la industria de perfumería, y ofrece así buenas ocasiones de aprovechamiento a los apicultores de las cercanías, aunque no demasiado buenas, pues desgraciadamente las flores han de cosecharse cuando están en toda su pujanza.


El espliego es planta abundante en España, siendo varias las especies suyas que se encuentran silvestres, de las cuales podemos citar como más corrientes la L. vera, L. spica y L. latifolia, aparte de la L. stoechas o cantueso, que también tiene un papel importante en la flora melífera de muchas regiones españolas. 


En los terrenos donde se encuentra el espliego, abundan asimismo otras muchas labiadas, siendo la miel que se cosecha una mezcla de todas ellas, sin que, en realidad, predomine ninguna; no obstante en la provincia de Teruel sobresale el espliego y comunica sabor y olor característicos a la miel.


La miel es de dolor ámbar claro, de aroma muy agradable y granula con un grano tan fino y suave casi como la mantequilla.






Hiedra



Hiedra (Hedera helix)

La hiedra es una plantas trepadora muy comunes en los jardines, en todos los bosques se ve a la hiedra subir por los troncos de los árboles y formar también alfombras sobre el suelo y a veces la planta alcanza enormes dimensiones.


En el último tercio del año es cuando florece la hiedra; a finales de septiembre generalmente brotan sus flores amarillas verdosas, que duran hasta que llegan los fríos.

Constituyen para la abeja una excelente provisión de néctar y polen, y si la planta abunda y el tiempo es lo bastante benigno para que las abejas trabajen, estas flores pueden resultar una ayuda muy oportuna para las reservas de invierno de la colmena. 

Es el néctar y planta melífera más importante que la abeja puede encontrar a finales de temporada y si el invierno es suave y benigno, en navidad aún pueden encontrarse plantas con flores frescas.

El néctar es muy concentrado y parece como una compensación a lo tardío de las flores y la dificultad que las abejas puedan tener para eliminar la humedad del mismo y convertirlo en miel. Lo dan muy abundante, tanto que a veces las flores pueden gotear y, si no se presentan insectos, la base de la flor no es raro que quede cubierta de una costra de azúcar antes de que se marchite, pues tan rico es el néctar y tan pródigamente elaborado.

Su secreción se verifica en realidad por un disco amarillento grisáceo que rodea los estilos, quedando el jugo al descubierto y sin ninguna protección, ofreciéndose como fácil banquete a toda clase de insectos que acuden atraídas por el fuerte y algo desagradable olor de las flores. Estas cuando hace poco que han abierto, segregan muy poco néctar, pero va aumentando la cantidad al envejecer la flor y llega a un máximo al alcanzar la fase femenina, o sea cuando madura el ovario.

El polen de hiedra es de un color amarillo apagado y los granos son densamente granulados.
La miel de hiedra se dice que es de ámbar oscuro que pasa a marrón oscuro cuando cristaliza y que posee un sabor muy especial, algo amargo que no gusta a todos. su cristalización es muy rápida en un grano muy fino.

Como regla general, los apicultores prefieren dejar la miel de hiedra a disposición de las colonias. Esta mielada es excelente para asegurar la perennidad de las abejas  y reforzar las reservas de invierno necesarias para la supervivencia de la colmena.

domingo, 7 de enero de 2018

Tomillo



Tomillo Thymus sp
Hay muchas especies de tomillo, tanto espontáneas o cultivadas, los tomillos son plantas apícolas de gran importancia y su néctar es muy buscado por las abejas.


En algunos lugares, abunda mucho el serpol (T serpyllum), que, a pesar de su pequeño tamaño, cubre los campos de un color purpurino rojizo cuando se halla en plena floración por los meses de junio y julio, aunque sus flores empiezan a verse en abril y duran hasta septiembre.
La miel de serpol es de una clase y in aroma difícil de mejorar y allí donde se encuentre beneficiará con su presencia cualquier otra miel.


El tomillo vulgar (T. vulgaris), es una planta de la región mediterránea, y cubre grandes extensiones de terreno pedregoso, constituyendo un hermoso espectáculo cuando florece en primavera, y tiene indudablemente, un gran valor para la apicultura.


El tomillo blanco o mejorana silvestre (T. mastichina), el tomillo salseso o tomillín (T. zygis), y varias clases más, son otros tomillos que abundan mucho en la península ibérica, y son propios de las zonas secas y áridas, llanas o montañosas, son junto con las labiadas, uno de los principales recursos de la apicultura española.
Ocupan muchas hectáreas de terrenos incultos, formando matorral abierto y bajo, pero a pesar de ello, cuando llega la primavera, de marzo a abril o mayo, dependiendo del lugar, se ven totalmente cubiertos de flores rosadas o blancas muy olorosas, que duran hasta los comienzos del verano.


Según la mitología clásica (El monte Himeto, que está situado al sur de Atenas), estaba poblado de abejas que libaban en su floresta y que producían la miel más rica y la cera más suave de Grecia, a causa de la fragancia de sus magníficas flores y hierbas; tanto era así según la leyenda, que hasta los reptiles que vivían allí dejaron de ser venenosos. Y todo por el tomillo que abunda en dicho monte.


El color  de su miel es más bien claro tipo ámbar cuando está líquida, pero se oscurece llegando a tonalidades marrones en el momento que se cristaliza. Curiosamente, a esta miel le ocurre todo el contrario que a la miel de romero, que cuando cristaliza adquiere un color muy claro.

Tiene el olor característico y agradable que desprende la propia planta. Su sabor es muy dulce, pero delicado al mismo tiempo, lo que provoca que sea del gusto de muchos aficionados de la miel.

Dicen que su miel es una aliada de la salud. Buena para prevenir o curar infecciones de garganta, ayuda a mejorar el sistema digestivo, además de otros beneficios para la salud.